En la noche de ayer 21 de julio, se celebró los 20 años de la celebración que el personal judicial y fiscal de Lima Sur realizan en honor en la Virgen del Carmen.
La parroquia ubicada en Villa María del Triunfo, a una
cuadra del Módulo Básico de Justicia, estaba llena, más que los años anteriores
y después de la terrible pandemia del Covid 19 que tanta mortandad causó en
nuestro país. Como siempre, Marle y yo estuvimos en la misa con la devoción que
mantenemos hacia la Virgen del Carmen.
Se comenzó con la confesión que demoró un poco a pesar que había
dos sacerdotes.
El Sacerdote celebrante habló de lo especial de esta misa en
que los sobrevivientes homenajeábamos y agradecíamos a la Virgen. Una emotiva homilía
en la que contó como estuvo prácticamente muerto tres veces y pudo sobrevivir
para seguir su ministerio, la crueldad del régimen que condenó a morir a los
mayores de 60 años dejándolos a su suerte en plena pandemia y la necesidad de
seguir porque si se sobrevivió es para algo bueno y que había que dedicar el
esfuerzo para servir al prójimo.
Insistió en la necesidad de la Fe, en la figura enorme de la
Virgen María y su significado, en la urgencia de Dios.
Con su simpatía característica, nos ilustró también sobre la
vez que el Señor de los Milagros estuvo demandado por el tema de una donación,
el dilema moral del juez de la Corte Suprema de ser justo con el demandante y
demandado y como se encomendó a Dios para pedir sabiduría, luego, la decisión de estricto e impecable
derecho, y así el Señor de los Milagros pudo ganar su caso en la última instancia,
luego de perderlo en las instancias inferiores.
Culminada la misa vino la quema de castillo y en medio de la
algarabía de los devotos, sentí la incomprensible e imperiosa necesidad de
fotografiar los fuegos del castillo (cosa que no hago regularmente porque no es
de interés) y grande fue mi sorpresa cuando contemplé la imagen que había
formado el fuego: una paloma.
Quedé impresionado. Juzguen ustedes.
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